Dios como el contenido del hombre


A qué se debe que los seres humanos con frecuencia tengan una sensación de estar vacío interiormente. Es por esto que el hombre está en continua búsqueda de algo que sacie su sed interior. El rey Salomón tuvo todo cuanto quería, riquezas, placeres, incluyendo sabiduría, etc. Pero cuando analizó y consideró cuidadosamente la vida humana y la existencia del hombre, concluyó que todo es vanidad de vanidades. (Eclesiastés 1:2-11)

La verdadera condición de toda la vida humana en la tierra, sin Dios, puede ser resumida en una palabra, Vanidad. Nos sentimos vacíos, porque todo es vanidad en la vida humana, y no hay nada que pueda satisfacernos plenamente, sobre todo nos damos cuenta mucho más al final de nuestros días cuando vemos que todo se va desvaneciendo, vamos perdiendo Salud, personas cercanas y nuestro dinero nos sirve cada vez menos.

¿Qué es lo que verdaderamente llena el interior del hombre?

Usted puede satisfacer su cuerpo con los placeres físicos. Su alma con los sentimientos, las emociones e intelecto. Pero nada puede satisfacer su parte más profunda su espíritu humano tan solo Dios. El hombre nunca puede ser satisfecho verdaderamente si se llena tan solo de las fuentes humanas y materiales, cuyo origen está contaminado por el mal, necesita la verdadera fuente de vida eterna que es Dios. (Jn 4:13-14)

Dios nos ha creado como seres tripartitos (con tres partes) cuerpo, alma y espíritu, que es la parte más profunda, importante y más desconocida del hombre. (1 Tes 5:23). Hay un concepto erróneo de confundir el alma con el espíritu, pero la Blibia los diferencia claramente.

La condición del espíritu del hombre.

El espíritu del hombre fue producido a la semejanza de Dios (que es Espíritu) para tener una relación con El, pero debido al mal se contaminó y amorteció, es decir, dejó de ejercer sus funciones originales. El hombre ha intentado tener una relación con Dios por medio de su alma contaminada produciendo las religiones pero tan solo su espíritu avivado por Dios es la única parte con la cual puede tener un contacto verdadero con Dios. (Juan 4.21-24)

El propósito de Dios al crear el Hombre

La Palabra de Dios dice que Dios creó al hombre similar a un vaso. Un vaso es hecho con el fin de contener algo. (Ro. 9:23, 2 Co. 4:7) Esto quiere decir simplemente que el hombre fue creado para contener a Dios en su espíritu y por lo tanto la vida de Dios es lo único que verdaderamente puede satisfacerlo. Si Dios no entra y mora en nosotros, somos como vasos vacíos sin vida real.

Al igual que un vaso necesita ser limpiado para recibir agua en su interior, el hombre necesita ser limpiado para poder recibir la vida de Dios en su interior, y es por esto que Cristo murió para cargar nuestros pecados sobre Él y derramar su sangre para limpiarnos, y de esta manera abrir el camino para entrar en nuestro espíritu y darle vida. (Efesios 2:5)

Todos los seres humanos debemos de conocer El propósito de Dios, que es su pensamiento central, el cual es unirse a nosotros por la eternidad y ser nuestra vida hasta el grado de ser el todo en nosotros; ¡Créame, usted ha sido creado para Dios y fuera de El no tendrá ningún sentido!

Por tanto, toda persona necesita orar a Dios, pidiendo perdón por sus pecados para ser limpiados por la sangre que fue derramada por Cristo en la cruz y recibir así la vida de Dios dentro en su interior, para ser lleno de ella.

"Señor me abro a ti, perdona mis pecados y límpiame con tu sangre.
Gracias por haber muerto por mi en la cruz. Te acepto como mi Señor, salvador y mi vida. Te ofrezco mi vida y te ruego que entres en mi ser. Gracias"

Algunos versículos:

- Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos por vuestros delitos y pecados (Efesios 2:5)

- Y qué hay si él hizo esto para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia que había preparado de antemano para gloria (Ro. 9:23)

- Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros. (2 Cor 4:7 )

- Y el mismo Dios de paz los santifique por completo; que todo su ser —tanto espíritu, como alma y cuerpo— sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tes 5:23)

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