Permanecer en la Palabra


Es necesario permitir que las palabras del Señor permanezcan en nosotros para que el Señor permanezca en nosotros. La única manera posible por la cual el Señor puede ser práctico para nosotros es por medio de Sus palabras. ¿Cuál fue el medio utilizado para que escucháramos el evangelio y recibiéramos al Señor como nuestro Salvador? Fue por medio de Sus palabras. Cuando recibimos Su palabra, en realidad recibimos al Señor mismo, porque el Señor está en Su palabra y Él mismo es la Palabra. Según el mismo principio, si deseamos permitir que el Señor permanezca en nosotros, debemos dejar que Sus palabras permanezcan en nosotros.

 Alabado sea el Señor porque tenemos algo muy sustancial, disponible y práctico en nuestras manos; tenemos la Palabra. Podemos leerla y recibirla con nuestro corazón y nuestro espíritu. Podemos tener contacto con la palabra del Señor en nuestro espíritu día tras día y momento a momento. Siempre y cuando tengamos contacto con la palabra del Señor, tendremos contacto con el Señor mismo.

Diferencias entre logos y rhema

 En Juan 15:7 la palabra griega que se traduce “palabra” es rhema, no logos. Logos es la palabra escrita, pero rhema es la palabra presente, la que el Señor nos habla en cierto momento y con un propósito específico. Tenemos el logos en nuestras manos, pero tenemos el rhema en nuestro espíritu. Logos es la palabra escrita como expresión del Cristo viviente; rhema es la palabra hablada en nuestro interior por el Espíritu de Cristo en el momento mismo que lo necesitamos. Por ejemplo, tal vez mientras usted se encuentra teniendo comunión con otro hermano, algo en su interior le dice que deje de hablar. Esto es el rhema. Puede ser que usted esté pensando en algo que planea hacer hoy, pero de nuevo oye algo interiormente que le dice que no lo haga. Esto también es el rhema. 

No debemos hablar en términos imprecisos cuando hablamos de permanecer en Cristo y de que Cristo permanezca en nosotros. Debemos ser más precisos y entender que tenemos que prestar atención a dos tipos de palabras, la palabra externa y la palabra interna, es decir, la palabra contenida en las Escrituras, que está fuera de nosotros (Logos), y la palabra en nuestro espíritu, que está en nuestro interior (Rhema).

 Si decimos que vamos a permanecer en Cristo y que vamos a permitir que Él permanezca en nosotros, ciertamente debemos considerar ambas clases de palabras. Si no entendemos estas dos clases de palabras, nos será imposible mantenernos en contacto con el Señor y será completamente imposible que permanezcamos en Él y Él en nosotros. Por lo tanto, debemos prestar atención a la palabra escrita, que está fuera de nosotros, y a la palabra viviente, que se encuentra en nuestro interior; porque mediante la palabra escrita tenemos la explicación, definición y expresión del Señor misterioso; y mediante la palabra viviente e interior, tenemos la experiencia del Cristo que permanece en nosotros y la presencia del Señor, quien es práctico.  (Estudio-vida de Juan, págs. 411-413)


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Apuntes de publicaciones de Living Stream Ministry.


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