¿Por qué murió Cristo?


En Su muerte, Cristo se ofreció como sacrificio por nuestros pecados. Hebreos 10:12 dice: “Éste, en cambio, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado para siempre a la diestra de Dios”. 

En el antiguo pacto, los sacerdotes permanecían de pie día tras día (v. 11) y ofrecían los mismos sacrificios una y otra vez, pues lo que ofrecían jamás podría quitar los pecados ... Lo que ha logrado que los pecados sean quitados ha sido el hecho de que Cristo se ofreciera a Sí mismo ... Cristo quitó el pecado al ofrecerse a Dios como único sacrificio por los pecados. 

El hecho de que Él esté sentado en los cielos es una señal y una prueba de que los pecados ya fueron quitados (1:3). Por consiguiente, Él no necesita hacer nada más por el pecado; lo que hizo, lo hizo una vez para siempre. 

 En la cruz, Cristo llevó sobre Sí nuestros pecados. Según Isaías 53:6, cuando Cristo estuvo en la cruz, Dios tomó todos nuestros pecados y los puso sobre este Cordero de Dios. Hebreos 9:28 dice que “Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos”. Cristo murió una sola vez para llevar sobre Sí nuestros pecados y sufrió el juicio por nosotros en la cruz (Is. 53:5, 11). 

 En 1 Pedro 2:24 se nos dice que Cristo “llevó Él mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, a fin de que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos a la justicia”. El madero en este versículo denota la cruz hecha de madera, un instrumento romano usado para la pena capital a fin de ejecutar a los malhechores, según fue profetizado en el Antiguo Testamento (Dt. 21:23; Gá. 3:13). Aquí los pecados, al igual que en Hebreos 9:28, se refieren a aquellos pecados que cometemos en nuestra conducta externa, mientras que en Juan 1:29 se hace referencia al pecado que está presente, por nacimiento, en nuestra naturaleza. 

Cristo murió por nuestros pecados, llevando sobre Sí nuestros pecados en la cruz, para que pudiésemos ser perdonados por Dios. En Su muerte Cristo no solamente llevó sobre Sí nuestros pecados, sino que incluso fue hecho pecado por nosotros. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado” (2 Co. 5:21). Esto indica que Dios hizo que Cristo fuese pecado en beneficio nuestro. Cristo no conoció el pecado ni por contacto directo ni por experiencia personal (cfr. Jn. 8:46; 1 P. 2:22; He. 4:15; 7:26) ... No obstante, Él fue hecho pecado y quitó el pecado del mundo a fin de resolver el problema del pecado. 

 Al realizar Su obra en la cruz, Cristo también echó fuera al príncipe de este mundo y juzgó su mundo. “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Jn. 12:31). Esto indica que la obra que Cristo realizó en Su muerte incluyó echar fuera a Satanás, el príncipe de este mundo. Satanás pensó ser sabio al hacer que el Señor Jesús fuese crucificado; pero en realidad, al hacer esto, Satanás consiguió ser echado fuera. La cruz fue el método usado por Dios para echar fuera a Satanás. 

 Al realizar Su obra en la cruz, el Señor Jesús murió como grano de trigo que cae en la muerte para que la vida divina sea liberada. “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (v. 24). La muerte todo-inclusiva de Cristo liberó la vida divina que estaba dentro de Él. Como grano de trigo, Él murió para liberar la vida divina y vivificar a los redimidos por Dios a fin de producir muchos granos que puedan ser juntamente mezclados con miras a formar un solo pan que sería ofrecido a Dios. Este pan es la iglesia, el Cuerpo de Cristo (1 Co. 10:17). 
(La conclusión del Nuevo Testamento, págs.781,785,788,791,802)


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