La fe objetiva y la fe subjetiva
El significado de la fe en el Nuevo Testamento nos tiene que impresionar profundamente... En primer lugar, la fe es Dios mismo como la Palabra que nos ha sido hablada. Así que, primero tenemos a Dios, y luego a Dios como la Palabra hablada. Por medio de la Palabra de Dios y por el Espíritu de Dios, Dios en Cristo se imparte a nosotros. Como resultado, algo surge en nuestro interior. Esto es la fe. Luego, la fe opera en nosotros para introducirnos en la experiencia de unión con el Dios Triuno. Como resultado, tenemos la vida divina y la naturaleza divina para llegar a ser hijos de Dios, miembros de Cristo y partes del nuevo hombre. En conjunto, llegamos a ser la casa de Dios, el Cuerpo de Cristo y el nuevo hombre. Ésta es la economía de Dios en la fe.
La palabra fe en el Nuevo Testamento tiene por lo menos dos aspectos. Cuando la palabra fe se usa en su sentido subjetivo, la fe denota nuestra acción de creer; cuando es usada en su sentido objetivo, la fe denota el objeto en el cual creemos, es decir, las cosas en las cuales creemos... Cuando hablamos de la unidad de la fe, hablamos de la fe objetiva, a saber, de las cosas en las cuales creemos, no de la acción o capacidad para creer.
Los dos aspectos de la fe se relacionan entre si
La fe objetiva
La fe objetiva, se refiere a lo que los creyentes creen tocante a Cristo. Toda la revelación del Nuevo Testamento con respecto a Cristo y Su obra redentora constituye la fe de la economía neotestamentaria de Dios (Ro. 16:26). Por lo tanto, esta fe, la cual es el contenido del evangelio completo de acuerdo con la economía neotestamentaria de Dios, es objetiva. La fe objetiva se menciona también en 1 Timoteo 1:19; 2:7; 3:9; 4:1, 6; 5:8; 6:10, 12, 21; 2 Timoteo 2:18; 3:8; 4:7 y Tito 1:13.
La fe objetiva y las verdades esenciales
La fe objetiva esta constituida de las verdades esenciales .. Primero, creemos que Dios es uno y, a la vez, Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Segundo, creemos que nuestro Dios se encarnó en el Hijo, el Señor Jesucristo. Tercero, creemos que Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado como hombre, vivió en la tierra y murió en la cruz por nuestros pecados para obtener nuestra redención. Al tercer día Él fue resucitado de los muertos tanto física como espiritualmente, ascendió y descendió como el Espíritu... y hoy Él es nuestro Salvador, nuestro Señor en resurrección y nuestra vida. Debido a que creemos en Él, nuestros pecados han sido perdonados, Él ha entrado en nosotros como vida y fuimos regenerados. En esta unión, recibimos la vida y la naturaleza divina, en virtud de las cual llegamos a ser los muchos hijos de Dios y los muchos miembros del Cuerpo de Cristo, el nuevo hombre, para ser la expresión corporativa del Dios Triuno por la eternidad. A la postre, el Señor Jesús regresará para recibir a todos Sus creyentes a Sí mismo.Éstas son verdades básicas, que constituyen la fe por la cual los cristianos genuinos deben contender. (Jud.3) ellas son llamadas la común fe (Tit. 1:4). La fe objetiva se componen únicamente de aquellas verdades relacionadas con la persona y obra redentora de Cristo que son el contenido de la voluntad de Dios que nos fue legada en el Nuevo Testamento. Sin embargo, no incluye asuntos y doctrinas no basicas, o sobre ningun tipo de prácticas tales como la de cubrirse la cabeza, el lavamiento de los pies, guardar los dias, o maneras de realizar el bautismo....etc.
La fe subjetiva y nuestra experiencia
La fe subjetiva se refiere a nuestra acción de creer. Esta fe brota en nosotros y forman parte de nuestra experiencia cuando acudimos a la Palabra y Dios se infunde en nosotros mediante la Palabra y por el Espíritu. La fe subjetiva entonces opera dentro de nosotros para generar una unión orgánica entre nosotros y el Dios Triuno. En esta unión, recibimos y experimentamos la vida y la naturaleza divinas, en virtud de las cuales llegamos a ser los muchos hijos de Dios y los muchos miembros del Cuerpo de Cristo, el nuevo hombre, para ser la expresión corporativa del Dios Triuno por la eternidad.
La fe subjetiva por medio de impartirse Cristo como fe.
Los personas ciertamente necesitan tener fe, pero ¿Cómo pueden tenerla? Por naturaleza no creemos, sino que somos incrédulos. Cuando escuchan una predicación apropiada del evangelio, Dios mismo se imparte en ellos y descubren que tienen fe. Este es el don de la fe, cuyo elemento y naturaleza es Dios mismo. (Efesios 2:8-9)No tenemos fe por nosotros mismos. La fe por medio de la cual somos salvos es la preciosa fe que hemos recibido del Señor (2 P. 1:1). Esta fe no proviene de nosotros, sino de Aquel que se imparte en nosotros como el elemento que cree a fin de que Él crea por nosotros. Por consiguiente, Él mismo es nuestra fe. Vivimos por Él como nuestra fe; es decir, vivimos por Su fe (Gá. 2:20), y no por la nuestra.
No piense que por su propia cuenta usted puede llegar a ser un gigante de la fe. No, nosotros no poseemos ni una pizca de fe. La fe que tenemos es simplemente Cristo mismo, quien cree en nosotros y por nosotros. Vivimos por Su fe; es decir, por Él como nuestra fe (Gá. 2:20).
Jesús, Autor y Originador de la fe. (Hebreos 12:2)
En nuestro hombre natural, no tenemos la capacidad de creer. Si hemos de tener fe, debemos poner nuestros ojos en Jesús, quien es el origen y fuente de la fe...Él se irradiará infundiéndose en nosotros, Como resultado, espontáneamente tendremos fe.
La fe no se origina en nosotros, sino en Él. La fe es Cristo mismo quien cree por nosotros de una manera muy subjetiva. Cuando ponemos nuestros ojos en Él, le damos la oportunidad y la libertad de forjarse en nosotros. De esta manera, el elemento de Cristo con el cual creemos es transmitido a nuestro ser por medio de la ley del Espíritu de vida. Cuanto más permitamos que la ley de vida opere continuamente en nuestra mente, parte emotiva y voluntad, y se forje en nuestro ser, más fe se producirá en nosotros, de manera espontánea, sin el menor esfuerzo. Cuanto más saturados seamos de Cristo, más fácil creeremos al impartir El su fe en nosotros.
Hoy en día, muchos cristianos no conocen la revelación completa del Nuevo Testamento tocante a la economía de Dios. ¡Cuán lamentable es esto! Si no sabemos en qué consiste la fe objetiva, y tenemos una idea imprecisa y pobre ciertamente no podremos perseverar en ella., ni combatir por ella, e incluso nuestra experiencia en cuanto la fe subjetiva será también pobre escasa y limitada.