Si les preguntamos a muchos cristianos genuinos ¿Por qué murió Jesús? Generalmente responderán que por amor, murió por nuestros pecados y se hizo pecado y maldición por nosotros para salvarnos y darnos vida eterna. etc. etc… Aunque esto es cierto, sin embargo conocer al Señor de esta manera no es suficientemente elevada. El Señor no solo llevo los pecados en la cruz sino que logró una gran liberación, Su Vida Divina que estaba oculta dentro de su naturaleza humana, que recibió por medio de María fue liberada. La muerte de la cruz sirvió para quebrar su vida física la cual contenía esta Vida de Dios.
Cuando Jesús murió ocurrieron dos hechos importantes: El velo del templo se rasgó y la lanza de un soldado que traspaso su costado le hizo salir sangre y agua. El velo del templo que se rasgó era lo que impedía que cualquier hombre entrara en la presencia de Dios, al rasgarse por medio de la sangre se abrió el paso a Dios a todo ser humano. La sangre era para la redención y el agua que salió de su costado simbolizaba la Vida divina. Por lo tanto, la muerte de Jesús no fue tan solo una muerte redentora sino que sobre todo fue una muerte liberadora de la Vida Divina.
El principal deseo de Dios con la muerte de Cristo no era tan solo salvarnos de la muerte eterna, sino limpiarnos y lavarnos por medio de su sangre redentora, a fin de que su vida entre en nosotros para hacernos uno con Él.
En resumen
La muerte del Señor tenía como principal fin no solo salvarnos sino liberar su vida divina a fin de que entre en los seres humanos, para producir mucho fruto, que son sus muchos Hijos, los cuales son germinados, al recibir su vida y naturaleza dentro de ellos.
"En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto" (Juan 12:24)
"Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1.13)
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