Los dos aspectos del Espíritu
El aspecto esencial del Espíritu
El Espíritu Santo en Juan 20:22 fue soplado como aliento en los discípulos el día de la resurrección del Señor a fin de ser para ellos el Espíritu de vida y realidad, Igualmente en nosotros, cuando creemos recibimos el Espíritu Santo como aliento y como vida, entrando en nuestro interior para que vivamos a Cristo. El Espíritu de vida no es dado por causa de la resurrección del Señor. Esto corresponde al aspecto esencial del Espíritu.
El aspecto económico del Espíritu
El mismo Espíritu Santo en Hechos 2:2-4 fue derramado desde los cielos después de la ascensión de Cristo y vino sobre los discípulos el día de Pentecostés como un viento a fin de ser para ellos el Espíritu de poder. El Espíritu que Dios derrama es por causa de la ascensión de Cristo, El cual es investido con toda autoridad y poder y transfiere este Poder al Espíritu que se derrama para la obra de Su ministerio en la tierra por medio del Cuerpo. Esto corresponde al Espíritu de la promesa y al aspecto económico del Espíritu. El termino económico significa ser para la economía de Dios, para la obra de Dios, para llevar a cabo Su plan. El mismo Espíritu está dentro de los creyentes en el aspecto esencial y también sobre ellos en el aspecto económico, y es un mismo y solo Espíritu en dos aspectos.
Diferencias entre los dos aspectos
La venida del Espíritu en el aspecto económico a los hombres fue prometida por Dios el Padre. La promesa fue dada en el capítulo 2 de Joel y es citada por Pedro en Hechos 2:17 y 18. Estos versículos hablan del derramamiento del Espíritu. Este derramamiento del Espíritu sobre toda carne difiere de la ocasión en que el Espíritu fue infundido en los discípulos por el soplo procedente de la boca de Cristo después de Su resurrección. En Hechos 1:8 el Señor Jesús dice: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y seréis Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Recibir poder equivale a ser bautizados en el Espíritu Santo (v. 5) para que se cumpla la promesa del Padre (v. 4).
Recibir el Espíritu Santo sobre nosotros es diferente a recibirlo en nosotros (Jn. 14:17). El día en que el Señor Jesús resucitó, el Espíritu Santo fue impartido como aliento en los discípulos y llegó a ser el Espíritu esencial de vida en ellos, luego el mismo Espíritu Santo vino sobre los discípulos el día de Pentecostés y se derramó como Espíritu económico de poder.
El aspecto interno, según el cual el Espíritu mora en nuestro interior, es un asunto del Espíritu esencial, el cual se relaciona con la esencia, es decir, la existencia, y que el aspecto externo del Espíritu Santo, el Espíritu que desciende sobre nosotros, es el Espíritu económico, el cual se relaciona con la obra, el servicio. El aspecto externo no es una cuestión de esencia para la existencia; es una cuestión de economía, relacionada con la obra y el ministerio que rendimos a Dios, a fin de ser capacitados con la labor que cumplimos.
Hablando de lo esencial, el Dios Triuno entró en los discípulos en el día que Jesús soplo sobre sus discípulos para llegar a ser su vida y su esencia de vida (Juan 20:22). Hablando de lo económico, cuarenta días después El ascendió al cielo (Hch. 1:9). Esto no significa que en Su ascensión El dejó a Sus discípulos. Todavía estaba dentro de los discípulos como su esencia. Diez días después de que ascendió, El se derramó desde el trono (Hch. 2:1-4,16-18). Este es el Espíritu en Pentecostés. Por una parte El entró en Sus creyentes para ser su esencia de vida. Por otra, El cayó sobre ellos para ser su poder para obrar.
En cuanto al Espíritu de vida esencial necesitamos inhalarlo como aliento y beberlo como el agua de vida (Jn. 7:37-39), para que tengamos vida y vivamos interiormente. En cuanto al Espíritu de poder o económico, es el agua del bautismo, en la cual debemos ser sumergidos, la unción con la que ser ungidos, el vestido de autoridad sobre las potestades puesto como uniforme para nuestro ministerio y obra exteriores.
Nuestra experiencia
Debemos de tener claro de que NO recibimos dos Espíritus cuando creímos, el Espíritu de Cristo por una parte y luego al Espíritu santo por otra sino que hemos recibido un solo Espíritu manifestándose en dos aspectos.
Éstos son los dos aspectos del único Espíritu, los cuales podemos experimentar (1 Co. 12:13) . El Espíritu de vida que reside en nosotros para ser nuestra vida y nuestro vivir, lo cual constituye el aspecto esencial; y el Espíritu de poder que es derramado sobre nosotros para nuestro ministerio y obra, lo cual constituye el aspecto económico..
Estas experiencias que recibimos al inicio con el Señor debemos seguir experimentándolas en nuestro diario vivir, siendo llenos de su vida esencial en nuestro interior y de su poder que nos capacita para la labor exterior y servicio a fin de vivir y obrar según su plan.