Las tres voluntades

En el universo existen tres voluntades: la voluntad divina, la voluntad satánica y la voluntad humana ... La voluntad de Dios, la cual existe por sí misma, es eterna e increada. Los ángeles, como seres creados, también tienen una voluntad. Uno de ellos, un arcángel, fue designado por Dios para gobernar el universo que existía antes de la creación de Adán. Debido a su alto rango y a su belleza, este arcángel se enorgulleció. Ese orgullo dio lugar a que surgiera una intención maligna, la cual llegó a ser la voluntad satánica. Por lo tanto, además de la intención de Dios, la voluntad de Dios, hay una segunda intención, una segunda voluntad, pues ahora la voluntad satánica se opone a la voluntad de Dios. (Estudio-vida de Efesios, pág. 533) 

 Toda batalla tiene su origen en este conflicto de voluntades ... La controversia que impera en el universo comenzó cuando el arcángel se rebeló en contra de Dios. Esa rebelión marcó el comienzo de toda lucha que ahora se libra entre las naciones, en la sociedad, en la familia y en individuos ... Por ejemplo, posiblemente usted experimenta una batalla interna entre la razón y la concupiscencia. Todas las diferentes clases de batallas tienen su origen en la controversia entre la voluntad divina y la voluntad satánica. 

 En cierto momento, Dios creó al hombre y lo dotó con una voluntad humana que era libre. El hecho de que Dios le diera libre albedrío muestra cuán grandioso es Dios. Una gran persona jamás obligaría a nadie a seguirle. Al darle al hombre libre albedrío, Dios daba a entender que no le obligaría a obedecerle ... Dios, en Su grandeza, le dio al hombre libertad de elegir. En Génesis 2 vemos que el hombre era libre de ejercer su voluntad para comer ya sea del árbol de la vida o del árbol del conocimiento del bien y del mal ... En el huerto había una situación triangular; ahí estaba el árbol de la vida, que representaba la voluntad divina, el árbol del conocimiento, que representaba la voluntad satánica, y Adán, que representaba la voluntad humana. De hecho, el árbol de la vida representa a Dios mismo, y el árbol del conocimiento representa a Satanás. Por consiguiente, estaban presentes tres personas —Dios, Satanás y el hombre— y cada una de ellas poseía una voluntad propia. Aunque había tres voluntades, la controversia sólo involucraba a dos personas: Dios y Satanás. Lo crucial era si el hombre escogería la voluntad divina o la voluntad satánica. Si la voluntad humana elegía la voluntad divina, entonces la voluntad de Dios se cumpliría; pero si elegía la voluntad satánica, la voluntad de Satanás se llevaría a cabo, al menos temporalmente. Como todos sabemos, la voluntad humana se puso del lado de la voluntad satánica, o sea, que el hombre escogió seguir a Satanás y ponerse del lado de la voluntad satánica. Por consiguiente, Satanás obtuvo la victoria temporalmente. Sin embargo, por medio del arrepentimiento el hombre puede volverse de la voluntad satánica a la voluntad divina, del lado de Satanás al lado de Dios. 

 El primer mandamiento en el evangelio es arrepentirse. Los siguientes dos mandamientos son creer y ser bautizado. Cualquier pecador que desee ser salvo tiene que obedecer estos tres mandamientos. Debe arrepentirse ante Dios, creer en el Señor Jesús y ser bautizado en agua. Arrepentirse es dar un giro de la voluntad satánica a la voluntad divina. La Biblia dice que tenemos que arrepentirnos por causa del reino (Mt. 4:17). El reino de Dios es en realidad el ejercicio de la voluntad divina. Cuando los pecadores se arrepienten por causa del reino de Dios, ellos se vuelven del lado de Satanás al lado de Dios, el cual es el reino de Dios, la voluntad de Dios. Una vez que la persona se vuelve de la voluntad satánica a la voluntad divina, debe creer en el Señor Jesús y ser bautizada. Por medio del bautismo, ella es librada de la autoridad de las tinieblas, de la voluntad satánica, y trasladada al reino del Hijo del amor de Dios (Col. 1:13)

Nuestro andar tiene por finalidad el cumplimiento del propósito de Dios, nuestro vivir tiene por finalidad la satisfacción de Cristo y nuestra lucha tiene por finalidad derrotar al enemigo de Dios. (Estudio-vida de Efesios, págs. 533-536)

“Señor delante de ti estoy, para que me perdones, limpies y llenes de ti, para ser parte de tu proposito en la tierra. Deseo participar de tu reino y plan en la tierra, y no del plan de tu enemigo. Cumple en mi tu voluntad”


Entradas populares de este blog

¿Qué es el recobro del Señor?

Dios como el contenido del hombre

Contacte con nosotros

Nuestras reuniones

La Biblia versión recobro